Centro neurálgico

El Valle de Meruelo sin embargo tenía una dotación de servicios mucho más amplia, como cabeza que era de la Junta, y por su situación privilegiada como lugar intermedio entre Somo y Santoña, y situado en el camino real de Santander a Bilbao.

De ahí que tuviera una Casa de Venta situada en el barrio de La Maza, donde pernoctaban y reponían fuerzas los numerosos caminantes que por allí pasaban.

En documentos fechados en 1818 se menciona el tránsito de personas desde el puerto de Santoña o de Bilbao hacia Santander, haciendo noche en la Casa Posada donde había una fuente, carnicería y una «plazuela cómoda».

También contaba con el servicio de estanco y papel sellado, con servicio de correos; con escribanía o notaríabotica y escuelas infantiles junto a la parroquía de San Mamés y de San Miguel.

Mercado semanal

En 1787 se solicitó la autorización para efectuar un mercado semanal pues hasta entonces se debía acudir al de Hoznayo en la Junta de Cudeyo. Fue concedido en 1818 y se construyó una Plaza de mercado junto a la Casa del Concejo hacia 1834 (donde actualmente se encuentra el Centro Cívico). Esta plaza se alzaba junto al Camino Real y estaba rodeada por «tinglados» (construcciones con soportales) que tenían un función comercial.

Ese mercado se celebró semanalmente hasta los años 80, por lo que estuvo en pleno funcionamiento durante 200 años.

En 1953 se construyó un recinto cerrado en la plaza para guarecerse de la lluvia y poder realizarlo a pesar de las inclemencias del tiempo.

Acudían comerciantes y renoveras de toda la región e incluso del País Vasco a vender y comprar productos agrícolas: alubias, huevos, conejos, caracoles… Llegando a existir una línea específica de autobuses en los años 70 y 80 debido al gran gentío que acudía.

Es a partir de los años 80 cuando empieza a decaer debido al inicio del turismo en las localidades costeras y la creación de mercadillos en esas zonas.

En el año 1991 se derrumba para remodelar el entorno construyendo una amplia plaza. «Ver video»

Oficios

Se conoce que entre estos siglos, los habitantes de Meruelo se dedicaban al cultivo y defensa de su tierra y al desempeño de oficios artísticos, en su propio territorio y fuera de él, extendiendo su actividad a casi toda la Península Ibérica, incluido Portugal, el sur de Francia y la América hispana.

Los oficios relacionados con la construcción de iglesias tuvieron especial importancia en Meruelo, tanto los maestros canteros de los que se conocen hasta 21 nombres entre los siglos XVI y XVIII, como los escultores, ensambladores y sobre todo los doradores, verdadera especialidad del pueblo, sin olvidarnos por supuesto, de los campaneros. Varios de ellos tomaron parte en la construcción del Monasterio del Escorial.

También abundaban los oficios relacionados con el río ya que en la zona había veinte molinos de río (el más antiguo del que se tiene noticia es el de la Llamosa, de finales del siglo XVI) y uno de viento, caso raro en Trasmiera y que se encontraba situado en la cordillera que separa los municipios de Arnuero y Meruelo. Desde la iglesia de San Miguel por el barrio de Monar se asciende a la cumbre llamada Sierra del Molino de Viento donde aún se conservan todavía las ruinas de lo que fue un molino de viento.

Junto al río, hubo también tres ferrerías (Ferrería de las Vergazas, de las Bárcenas y de Güemes), y un puerto de mar en Solorga, donde se descargaba la vena de mineral, de ahí el nombre de La Venera, para fundir en dichas ferrerías, y donde se embarcaba el hierro ya elaborado. La ferrería de las Bárcenas dejó de funcionar sobre el 1788 y sus piedras fueron reutilizadas para la construcción de la Casona de Francisco Fernández Pellón en el barrio de Vierna.

Las crónicas medievales dan noticias de saqueos en las costas por barcos normandos y érulos desde la edad media hasta el siglo XVI. A partir de este siglo hubo tres potencias navales, Inglaterra, Francia y Holanda que comenzaron a asediar nuestras costas. La defensa de las numerosas playas de Trasmiera y de sus puertos fue encomendada por el rey a los habitantes de la Merindad, a cambio de que en temas militares estuvieran libres de acudir al servicios de armas para el rey.

De ahí la existencia en toda trasmiera de numerosas torres de defensa, en concreto en el Valle de Meruelo, hay constancia documental de la existencia de dos torres de defensa pertenecientes a la poderosa casa del Condestable de Castilla. Una se encontraba en el medio del valle, en la mier de Frontrasmud y se la conocía como la torre de Layno y la otra estaba en el barrio de Villanueva.

A partir del siglo XX, cuando el sector industrial no había llegado al valle, la economía se fundamentaba exclusivamente en la ganadería, siendo la mayor parte de las reses de raza frisona, y en la agricultura, girando ésta, en torno a los cultivos de maíz, trigo, patatas y viñedos. También se cultivaba el lino y las alubias o caricos, como son conocidos en el valle.

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